Después de haber pasado unas maravillosas
horas leyendo este magnífico libro, expresaré unas cuantas ideas, pensamientos
que han pasado por mi cabeza.
Primero expresaré lo que más me
ha gustado del libro, y eso ha sido sentir que habla de la inocencia de los
niños, la inquietud que tienen por descubrir cosas de sus alrededor y no tener
una mente tan rígida como si la tienen los adultos.
Ahora, las siguientes ideas
parecerán críticas a los adultos, pero no lo son, son observaciones,
sentimientos y opiniones de las cuales
creo que podremos aprender:
Una de las cosas que desprendo
del libro es que, los adultos poco a poco vamos perdiendo nuestra imaginación,
es decir, solo vemos las cosas, los objetos con una sola perspectiva (lo que
vemos es así y no puede ser de otra manera). En cambio los niños usan mucho su
imaginación y son felices al ver un objeto y utilizarlo para jugar, crear, en
definitiva los niños tienen una gran habilidad imaginativa y nos son tan
rígidos como los mayores, esta capacidad imaginativa parece que al crecer las
vamos perdiendo y por ende siendo desdichados.
También nos enseña que los
mayores somos materialistas, vanidosos y que nos gusta y nos atrae más el
dinero que otros valores importantes; buscamos el placer por medio del poder,
de las cosas materiales que tenemos. Los
niños nos dan una gran lección, ellos tienen unos valores íntegros, son más
sinceros y no piensan en las cosas materiales, sino en ser felices por cosas
sencillas, por detenerse con tranquilidad a observar el mundo, por la inquietud
de descubrir su entorno y ver las cosas bonitas que tenemos en nuestro
alrededor.
Otro punto de vista que desprendo
del libro, es que, nosotros los adultos creemos saberlo todo y conocer todo,
pero en realidad no nos detenemos con
tranquilidad a observar el mundo, ni siquiera nos paramos un momento para
disfrutar de las cosas que hacemos; vamos en este mundo deprisa perdiéndonos
todas las maravillas que nos rodean. Y
si seguimos así, no dejaremos nuestra huella en el mundo y no seremos nada más
que un transeúnte perdido y deambulando por un desierto de dudas e incógnitas.
Para dejar nuestra huella, no hay
que hacer cosa exageradas, ni desproporcionadas, solo con ir con más calma y
deteniéndonos con tranquilidad a observar los pequeños detalles de la vida, ya
estamos cambiando nuestro mundo.
¿Y por qué este libro, es para adultos?; la respuesta es sencilla,
solo falta volver a ver las ideas que he puesto en los puntos anteriores, como
vemos, hemos perdido muchos valores morales, sociales y nos juzgamos a nosotros
mismos y a los demás por nuestra forma de ser o de comportarnos. Y por todos
estos valores perdidos creo que es un libro para los adultos, ya que, así
veremos en lo que nos hemos convertido y ver los errores que cometemos y
corregirlos; porque todos hemos sido niños y hemos sido muy felices.
Para acabar, no quiero olvidar añadir
una pequeña conclusión: El principito nos expresa la inocencia que todos
tenemos de niños, una inocencia que nos hace ver las cosa de nuestro alrededor
de una forma más bonita, relacionarnos con todos sin discriminar a nadie por
cómo va vestido, por su forma de ser, etc.. Pero a causa del tiempo y sin
explicación alguna para mí, esta inocencia poco a poco la vamos perdiendo y
convirtiéndonos en seres sin imaginación, solo títeres que andan por el mundo.
Y lanzo una pregunta al mundo: ¿Por
qué al crecer tenemos que perder todos estos valores, esta inocencia?
¿Por qué no, solo por un día
volvamos a ser niños?